domingo, diciembre 30, 2012

Reseña: Maniac (2012)

La nueva versión de Maniac (2012) ha sido una de las cintas de horror más comentadas en los últimos meses de este año, aunque por desgracia me perdí su pase en Sitges y he tenido que esperar al tardío estreno donde vivo para poder apreciarla. Independientemente de la opinión que se pueda tener de la cada vez mayor tendencia a reinventar clásicos (y no tan clásicos) de décadas pasadas, hay que decir que he quedado gratamente sorprendido con este cuarto remake que nos trae Alexandre Aja, quien en esta ocasión funge "únicamente" de productor y guionista, dejando las labores de dirección a su amigo y habitual colaborador Franck Khalfoun, responsable también de la muy rescatable Parking 2 (2007), una película con la que podemos trazar varios paralelos a la cinta de la que hablamos hoy.

Porque en el fondo la premisa que tocan las dos películas de Khalfoun es prácticamente la misma, cambiando únicamente el punto de vista utilizado. Al igual que en la película original de William Lustig, en esta nueva Maniac asistimos a la vida cotidiana de Frank Zito, un hombre solitario y traumatizado que sale desesperadamente por las noches a matar jóvenes mujeres para añadir nuevas piezas a su macabra colección de cueros cabelludos. A nivel de argumento hay muy pocas variaciones (la más obvia la sustitución de la Nueva York original por Los Angeles) e incluso se repite el giro en la vida de Frank al conocer a una joven fotógrafa que es la única mujer que muestra algún tipo de interés genuino en él y que en esta película está un poco más desarrollado. La principal diferencia que Aja y Khalfoun han añadido a su película está, sin embargo, en una cuestión estética que ha sido muy comentada, y es la decisión de mostrar casi toda la película en planos subjetivos desde el punto de vista del personaje principal.

Esta decisión formal es mucho más que un gimmick y termina siendo la clave para entender la enmarañada psicología del personaje; por un lado tiene una efectividad superficial al hacernos olvidar el físico poco imponente de Elijah Wood (una muy valiente elección de reparto ya que probablemente sea lo contrario a Joe Spinelli), pero por otra parte este punto de vista único obliga al espectador a alcanzar una empatía con el asesino, siendo este probablemente el punto más transgresor de la película. Esto se hace evidente en los momentos de mayor tensión, cuando como público nos damos cuenta de que nuestro miedo no es por las víctimas, sino porque Frank sea descubierto. Personalmente, yo ya había escuchado hablar de este tema de la cámara subjetiva y pensaba que sería tratado en una forma mucho más banal, pero estaba equivocado; hay por el contrario una construcción muy coherente en cuanto a código, y si bien la perspectiva se rompe en ocasiones, hay un motivo muy claro por el cual ocurre porque el punto de vista va ligado al desmoronamiento psicológico de Frank. Es por esto que la vertiente onírica y psicótica del protagonista está asimismo distribuida a lo largo de todo el metraje y no sólo al final como ocurría en la versión de 1980, lo que hace de esta encarnación una cinta mucho más trepidante a nivel visual. Khalfoun tampoco se ha olvidado de trasladar esa locura y esa degradación al ambiente de la ciudad en la que Frank se mueve, haciendo que sus andanzas nocturnas recreen la miseria de unas calles angelinas que contrastan con el alto y lujoso edificio donde habita una de sus víctimas.

En general debo decir que pensaba que Maniac no terminaría siendo más que otro remake que aprovecha el estado de semi-abandono de su antecesora, pero por el contrario ha sido una sorpresa encontrarme con una película muy retorcida que tiene la valentía de tomar riesgos y que no se olvida de sus influencias, no sólo por las referencias a la original (atención al reflejo del asesino en una ventana tras uno de sus crímenes) sino también por esa magnífica atmósfera creada con una banda sonora muy eficaz que remite también a sus obvios referentes ochenteros. Eso aparte de una gran actuación por parte de Elijah Wood en un papel muy diferente a los que suele hacer. Una gran película, y una gran manera de cerrar las reseñas de este año que se acaba.

3 comentarios:

  1. Bueno, en Sin City ya hacia un papelito "fino"...

    Un placer leerle, don Ricardo!

    ;)

    PD: Buena entrada en 2013!

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  2. Anónimo1:05 p. m.

    Lo cierto es que el bueno de Wood siempre ha sentido cierta tendencia a hacer papeles dentro del fantastico, y que siga siendo asi por mucho tiempo.

    Solo oigo alabanzas hacia esta pelicula, asi que espero su pronto estreno en España!

    Saludetes,
    Mario

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  3. Muero por verla, aún no ha llegado por aquí, por desgracia dudo que se arriesguen a ponerla en pantalla grande, lo que sería muy divertido!

    Saludos,

    FrancHis

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